La cuestión no es lo que sabes sino lo que puedes demostrar
La cuestión no es lo que sabes sino lo que puedes demostrar

La cuestión no es lo que sabes sino lo que puedes demostrar

Parafraseando esta frase de Denzel Washington de la película Training Day, nos viene a la mente la aplicación que puede tener para muchos aspectos de la vida y, más en concreto, en el ámbito contable y fiscal.

Son muchos los casos en los que un contribuyente ha incurrido en un gasto pero no dispone de la justificación necesaria para la correcta deducibilidad del mismo. Tener todo gasto correctamente justificado es la mejor herramienta para poder aplicar, en su totalidad y sin ningún temor, la normativa contable y fiscal que corresponda en cada caso.

La ajetreada vida que llevamos complica en muchos casos esta labor de ordenanza, justificación y custodia. En muchas ocasiones pensamos incluso que nunca necesitaremos justificar tal gasto y no le damos la importancia que requiere. Sin embargo, esta pequeña labor nos ayudará sin ninguna duda en momentos futuros. No se hace necesario el desempeño de una actividad económica o el ser una persona de negocios, es de aplicación a cualquier ciudadano de a pie, al fin y al cabo todos somos contribuyentes.

Un ejemplo bastante común sería la compra de una vivienda, en ella incurrimos en una serie de gastos asociados a la misma. Puede ser incluso que años después invirtamos un dinero en realizar alguna mejora o ampliación. Nuestra ilusión se centra únicamente en nuestro hogar, donde vamos a vivir muchos años, sin dar ninguna importancia a solicitar y guardar justificación de estos gastos que hemos llevado a cabo. Años después, nuestras circunstancias cambian y decidimos vender la vivienda. En ese momento entran en escena los impuestos, ¿tendré que tributar por la venta? ¿cuánto importe? Han pasado muchos años y nos acordamos de todos los gastos que hemos tenido, tenemos además una idea del importe total, pero unos no pedimos justificación y otros no sabemos dónde están…La ganancia o pérdida patrimonial que se reflejará en nuestro IRPF se calculará en función de los gastos que tenemos justificados, que no necesariamente coincidirá con los que efectivamente hemos soportado, porque la cuestión no es lo que sabes sino lo que puedes demostrar.

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